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Museos y Archivos

Proteger, preservar, conservar, exponer

Los retos

Los edificios culturales se enfrentan a tres retos para cumplir con su vocación: mejorar la conservación y la comprensión de un objeto (restauración) y garantizar su correcta preservación.

Condiciones climáticas

Las condiciones climáticas no deben poner en peligro las obras. La humedad y las altas temperaturas provocan efectos mecánicos, químicos y biológicos.

Eficiencia energética

La reducción de la huella de carbono es ahora una de las principales preocupaciones de los museos debido al elevado coste de la iluminación y la climatización.

Confort interior saludable

Como todo lugar que acoge al público, un museo debe ofrecer un clima agradable. Además, los objetos expuestos suelen estar tratados con productos que pueden emitir compuestos orgánicos volátiles (papel encolado, tejidos absorbentes, lonas o madera tratada).

¿Qué hacer? 

Los estudios científicos han demostrado que el nivel de humedad influye más en el deterioro de una obra que un cambio brusco de temperatura. Las obras recientes son más sensibles a estos cambios debido a la heterogeneidad de algunos de los materiales utilizados.


Hay que evitar los extremos y prestar atención a las variaciones de humedad, que tendrán diferentes efectos en el deterioro de las colecciones. Por lo tanto, el cumplimiento de los puntos de ajuste del equipo es esencial, aunque generalmente se aplica un índice de tolerancia de alrededor del 5%.

 

Se establece así una llamada zona de seguridad climática, con variaciones muy lentas y con las menores amplitudes posibles. En la mayoría de los casos, se adopta una zona de confort de entre 15 y 25°C, según el tipo de sala (almacenes, salas de exposición) con valores estables y variaciones lentas entre el invierno y el verano. La humedad relativa debe ser controlada dentro de un rango de 40-65%, dependiendo de la naturaleza de los objetos.

Armarios de precisión para la conservación de obras de arte.

Para las zonas de almacenamiento y las reservas, los armarios de aire acondicionado permiten controlar con precisión la temperatura y el nivel de humedad.

 

Estas zonas suelen estar situadas en el sótano y no tienen ventanas. Para que el armario pueda controlar las condiciones ambientales de almacenamiento, en particular la gestión de la humedad, puede ser esencial la adición de una carga térmica artificial mediante baterías eléctricas (por ejemplo, convectores). El mantenimiento de unas condiciones ambientales estables requiere también una elevada tasa de circulación de aire, del orden de 20 a 25 volúmenes de aire por hora.

El tratamiento del aire permite un perfecto control del ambiente interior

  • Este elemento puede consumir mucha energía, de ahí la importancia de optar por unidades de doble flujo.
  • El sistema de tratamiento del aire garantiza la agitación del mismo y la eliminación de las partículas en suspensión (polvo, esporas, moho, bacterias) y los gases que puedan afectar a las obras de arte.
  • Un avanzado sistema de control permite supervisar y estabilizar las condiciones climáticas en todo momento.
  • La ventilación desempeña un papel importante en el control de la humedad.