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¿Cómo nos afecta la luz?

La luz es un factor determinante de nuestro bienestar físico y psicológico. Tiene una gran influencia en nuestro ritmo de sueño y vigilia, pero experimentamos la luz de forma diferente, ya que la necesidad de luz aumenta con la edad.

Luz y biología

Está comprobado que la luz del día tiene un efecto biológicamente positivo en el cuerpo humano. La luz natural mantiene el equilibrio del sistema nervioso y también la producción de hormonas en el cuerpo. Durante el día, cuando la luz llega a la retina del ojo, se envían señales al cerebro para que reduzca su producción de la hormona del sueño, la melatonina. Eso hace que nos mantengamos despiertos y alerta durante el día, pero por la noche, cuando no llega la luz al ojo, la producción se reanuda. Eso nos permite, con suerte, dormir bien por la noche.

Los estudios han descubierto que la luz del día nos ayuda a sincronizarnos con el biorritmo natural. Una cantidad suficiente de luz diurna afecta positivamente a nuestra capacidad de dormir, disminuye nuestros niveles de estrés y contrarresta los cambios de humor. Una característica común a toda la luz del día es que es lo contrario de la luz eléctrica convencional y rara vez se percibe como estática o estable. La temperatura del color, la intensidad y el brillo de la luz cambian, lo que mantiene al ser humano alerta. Estas señales dinámicas de la luz que nos rodea son interpretadas y procesadas por el cuerpo humano.

Luz y psicología

En la prehistoria, vivíamos al aire libre con el cielo como techo, continuamente expuestos a la luz natural. Estamos inextricablemente ligados a la luz del día y a sus transiciones, e incluso hoy, los cambios de luz natural afectan a nuestro estado de ánimo y a nuestras emociones. Aunque somos seres esencialmente biológicos, también hay que tener en cuenta el efecto psicológico de la luz en nuestro bienestar.

¿Cómo se perciben las diferentes formas de luz del día? ¿Qué emociones se asocian a una tarde nublada en noviembre y a una mañana soleada en abril? Estas emociones y actitudes profundamente arraigadas a ciertas cualidades de la luz del día están estrechamente vinculadas a la dinámica de la luz del día.

Hoy en día, la iluminación eléctrica puede adaptarse en tiempo real para complementar la luz natural. Esto se hace para proporcionar entornos más creativos, estimulantes y activos. Conocida como iluminación doblemente dinámica (DDL), se trata de un nuevo concepto de diseño lumínico para la iluminación dinámica de interiores. La DDL se utiliza en entornos interiores como oficinas, escuelas y hospitales.

En el marco de un estudio de la Universidad de Aalborg (Dinamarca), los participantes en un experimento de investigación fueron expuestos a una iluminación dinámica durante un largo periodo de tiempo. El objetivo era investigar si la combinación de luz natural e iluminación dinámica inteligente podía ser un factor de mejora de la salud y el bienestar. Los participantes en el estudio señalaron que la iluminación dinámica hacía que el ambiente fuera más agradable. También experimentaron efectos positivos en su motivación, concentración y flujo de trabajo.

Luz y edad

Con la edad, nuestra necesidad de luz aumenta. Una persona de 40 años, por ejemplo, necesita el doble de luz que una de 20, y una de 60 necesita 4 veces más luz. Los estudios nos dicen que las personas de 80 años pueden necesitar hasta 30 veces más luz.

El deslumbramiento es la molestia que se experimenta cuando el ojo se expone a una luminosidad superior a la que puede ajustar, y por ello se percibe de forma diferente según la edad del espectador. Las personas mayores son más sensibles al deslumbramiento que los jóvenes.

Sin embargo, las personas también tienen diferentes preferencias personales en cuanto al color de la luz. Esto también suele depender de la edad, ya que las personas mayores tienden a preferir una luz más cálida y las más jóvenes, más fría.

Nos hemos acostumbrado a tener la opción de ajustar y elegir el nivel de la mayoría de los objetos que nos rodean. Ajustamos nuestra silla, la altura de nuestro escritorio y el tamaño de la letra en la pantalla.

De hecho, básicamente sólo la luz no la podemos ajustar a lo que hacemos en ese momento. Podemos ajustar la intensidad de la luz, pero la temperatura del color de la luz la determina otra persona.

Hoy en día, existe la tecnología para ajustar la luz a nuestras preferencias personales, incluida la temperatura del color, que se conoce como Tunable White. A veces necesitamos esa luz fría y energizante, otras veces el efecto calmante de la luz cálida es más adecuado.